"El dragón negro" de Fernando Benzo
- Violant Muñoz Genovés
- 8 may
- 4 Min. de lectura
Fernando Benzo regresa al panorama literario con El dragón negro, una novela que combina el thriller policiaco con una profunda exploración de las complejidades sociales y morales de nuestra época. Después del éxito de Los perseguidos, Benzo se adentra en un relato de intriga, violencia y corrupción que no solo mantiene al lector al borde del asiento, sino que también lo invita a reflexionar sobre el bien, el mal y las ambiguas zonas grises que existen entre ambos.

Un inicio brutal: cinco cadáveres y un misterio
La historia comienza con una escena impactante: cinco cadáveres de ciudadanos rumanos acribillados a tiros en un polígono industrial de la periferia madrileña. Un crimen que, a simple vista, parece vinculado al mundo del hampa. Sin embargo, pronto queda claro que no se trata de un simple ajuste de cuentas. Los billetes que manejaban las víctimas siguen en el lugar, intactos. Los asesinos no estaban interesados en el dinero, sino en enviar un mensaje.
La investigación de estos asesinatos queda en manos de dos inspectores antagónicos: Estela Domínguez y Roi Conde. Ella, una policía marcada por un pasado traumático, idealista y con una fuerte brújula moral; él, un veterano cínico, machista y brutal, pero sorprendentemente eficaz. Juntos forman una pareja disfuncional, pero extrañamente complementaria.
Los dragones de la ciudad: crimen organizado y corrupción
El caso de los rumanos asesinados se complica rápidamente. Lo que parecía ser un simple enfrentamiento entre bandas se convierte en una red mucho más amplia y peligrosa. En el centro de esta red se encuentra David Wang, un empresario chino que combina sus negocios legales con una red de tráfico de drogas, personas y blanqueo de capitales.
Wang es un personaje fascinante y complejo, un hombre que oculta su lado oscuro tras una fachada de éxito y respetabilidad. Su historia, marcada por su pasado en un pequeño taller de jade, refleja una dualidad constante entre la tradición y la corrupción, entre el arte y el crimen.
Una investigación llena de obstáculos
Estela y Roi no solo deben enfrentarse a la complejidad del caso, sino también a las interferencias de sus superiores. La sospecha de que alguien quiere cerrar la investigación sin llegar a la verdad se convierte en una constante. En medio de esta maraña, los dos policías deben aprender a confiar el uno en el otro, a pesar de sus diferencias.
La relación entre Estela y Roi se convierte en uno de los pilares de la novela. Sus constantes enfrentamientos y diálogos mordaces añaden una dimensión humana y a veces humorística a la historia. Pero también revelan las profundas heridas que ambos arrastran y que poco a poco se van desvelando.
Virginia y la maleta maldita
Mientras la investigación avanza, otra historia se entrelaza con la de los policías. Virginia, una mujer argentina, regresa a Madrid para hacerse cargo de la herencia de su marido, un delincuente de altos vuelos dado por muerto. Entre los bienes heredados, Virginia encuentra una maleta con sesenta millones de dólares en bonos al portador. Sin saberlo, esta maleta la convierte en un peón más en el peligroso juego de poder que rodea el caso.
La historia de Virginia aporta a la novela un componente de thriller psicológico y emocional. Su enfrentamiento con los fantasmas de su pasado y su lucha por sobrevivir en un mundo lleno de traiciones la convierten en un personaje profundamente humano.
Un submundo oscuro y realista
Una de las grandes virtudes de El dragón negro es su capacidad para retratar con crudeza y precisión el submundo criminal de Madrid. Benzo nos lleva desde los lujosos despachos de la Torre Picasso hasta la miseria de la Cañada Real, pasando por el caótico polígono de Cobo Calleja, el mayor centro de comercio chino en Europa.
Las descripciones son vívidas y detalladas, y permiten al lector sumergirse en un universo donde la violencia, la corrupción y la traición son moneda corriente. Pero también hay espacio para momentos de belleza, como los amaneceres en Madrid o las sutiles referencias a la cultura china que enriquecen la historia.
El poder y sus sombras
A medida que la investigación avanza, queda claro que el caso va mucho más allá de un simple ajuste de cuentas entre mafias. Los personajes descubren que están lidiando con una red de corrupción que involucra a empresarios, políticos y policías. La figura de los «Petardos Internos» —policías corruptos que trabajan para cualquiera que pague— se convierte en una amenaza constante.
Benzo utiliza esta trama para reflexionar sobre la delgada línea que separa el bien del mal, y cómo las instituciones que deberían proteger a los ciudadanos pueden convertirse en cómplices de la injusticia.
Tigre y dragón: el duelo final
El título de la novela, El dragón negro, no es solo una referencia al mundo del crimen organizado. En la cultura oriental, el dragón simboliza el poder y la fuerza, pero también el caos y la destrucción. En la historia de Benzo, el dragón negro representa a Wang y su red criminal. Pero frente a él se alzan dos figuras femeninas: Estela y Virginia, que encarnan el tigre, la única criatura capaz de derrotar al dragón.
La confrontación entre estos personajes es tanto física como simbólica, y culmina en un final que combina la acción trepidante con una profunda carga emocional.
Conclusión: una novela de género que va más allá del género
El dragón negro es mucho más que una novela policíaca. Es una obra que reflexiona sobre el poder, la corrupción y la fragilidad de la justicia. Con personajes complejos, diálogos afilados y una trama que no deja cabos sueltos, Fernando Benzo ha creado una historia que atrapa y hace pensar.
Lejos de limitarse a los clichés del género, la novela combina la tensión del thriller con una exploración profunda de las emociones humanas. Una lectura imprescindible para quienes buscan una historia que sea tan apasionante como reflexiva.
Estaba leyendo este artículo y estaba pensando: "que malo es el cine negro español pero que buenas novelas del género se publican"
En general, nuestro cine negro no es muy bueno, aunque siempre hay muy honrosas excepciones, pero sin embargo, qué buenas novelas hay publicadas sobre ese género que hacen las delicias de los lectores. Nuestro séptimo arte es un poco cojo y flojo.
Cabe destacar la "trilogía del Baztan" llevada tan bien al cine. La verdad es que la forma de escribir y de narrar de Dolores Redondo ya es muy "peliculera", como ya le advertimos en la primera entrevista que le hicieran a una joven Dolores Redondo, en la que ya le auguramos un éxito rotundo y próximo…